Cuando hablamos de IoT (Internet de las Cosas) para las empresas, los principales beneficios que se aducen son la mejora del rendimiento económico y organizativo. En un contexto medioambiental complejo, las empresas están acelerando su transición energética y, por tanto, buscan soluciones innovadoras que les ayuden a controlar mejor su consumo de energía y agua, garantizando al mismo tiempo la comodidad de sus empleados.
Para ayudarte a ver las cosas más claras, hemos ido a conocer a Gillo Alain MALPART, cofundador de Mavana y experto en transición energética digital. En esta entrevista, averigua más sobre los problemas que rodean la gestión de la energía en los edificios, y descubre cómo el IoT puede ayudar a las empresas a realizar la transición.
¿Cómo defines la transición energética para las empresas? ¿Qué está en juego?
Gillo Alain: “Hay muchas razones para que una empresa se embarque en una transición energética, pero en mi opinión la más importante es identificar y reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
Actuar en la transición energética significa, ante todo, tomar medidas para garantizar la viabilidad a largo plazo del motor de tu actividad empresarial: ¿cómo reaccionará tu empresa ante la creciente presión sobre el suministro energético? ¿Qué se puede hacer para reducir los riesgos? Esta transición también permite a las empresas adaptar su estrategia al impacto del cambio climático y resistir los peligros resultantes. La intensidad cada vez mayor de los fenómenos climáticos, las facturas de energía cada vez más elevadas y los cambios en las prácticas -e incluso en la normativa- son retos a los que tendrán que enfrentarse las empresas. Lo ideal es poder anticiparse todo lo posible, para transformarse a tiempo y seguir siendo relevantes“.
Concretamente, ¿qué acciones habría que poner en marcha?
G A : “Antes de lanzar cualquier iniciativa importante, es importante sensibilizar a nuestros equipos sobre los retos de la transición, para movilizarlos colectivamente en torno a los nuevos proyectos de la empresa. Comprender estas cuestiones es la clave para iniciar un movimiento común. Para ello, organizar conferencias o talleres lúdicos dentro de la empresa ha demostrado su eficacia. Es una fórmula que funciona muy bien, sea cual sea el tamaño o la naturaleza de la empresa. Esta etapa de sensibilización suele desembocar en la puesta en marcha de un movimiento que ayuda a disipar las crecientes preocupaciones de las personas que sienten ecoansiedad (ansiedad por el futuro ante los problemas medioambientales).
El segundo paso que recomendamos es, por supuesto,evaluar el impacto de las actividades de la empresa. Esto permite desarrollar acciones específicas y priorizarlas en función de su relevancia, teniendo en cuenta criterios específicos de cada empresa. Existen muchas herramientas para evaluar un proyecto, un producto, un servicio o incluso toda una organización. Por ello, elegir la herramienta o metodología adecuada a tu situación puede resultar complejo. Por eso es fundamental contar con el apoyo de expertos que puedan dar respuestas detalladas a las necesidades de cada empresa.
Estas dos primeras fases de sensibilización y evaluación pueden ser relativamente concisas, y preparan a una organización para desplegar un plan de transición. Idealmente, un programa de este tipo debería incluir medidas para evitar los impactos fortuitos (mediante la sobriedad), reducir los impactos inevitables (mediante la eficiencia) y compensar los impactos residuales (mediante acciones compensatorias).”
¿Cómo puedes calcular el impacto ecológico de tu empresa?
G A : “Como he mencionado antes, existen varias herramientas que las empresas pueden utilizar para evaluar el impacto medioambiental de sus actividades. Por ejemplo, el enfoque Bilan Carbone®. que es la herramienta más utilizada porque aborda la cuestión del cambio climático: es un método estructurado para medir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de una organización o proyecto. El Bilan Carbone® calcula no sólo las emisiones generadas por la actividad de una empresa, sino que también identifica su dependencia de los combustibles fósiles y su impacto económico. También puede utilizarse para identificar formas de reducir esas emisiones y esa dependencia.
La buena noticia es que existen programas de financiación para ayudar a las empresas a hacer la transición. Por ejemplo, en Mavana hemos creado CollèGES, un programa colectivo de formación y auditoría de carbono®. […]
[…]Evidentemente, hay otros métodos de cálculo que pueden utilizarse para evaluar distintos impactos, como la huella hídrica o la artificialización del suelo.
¿Cómo puede el IoT apoyar la transición energética de las empresas?
G A: “El Internet de las Cosas y las tecnologías digitales en el sentido más amplio son herramientas poderosas que, si se utilizan con prudencia y en las condiciones adecuadas, pueden ayudar a las empresas en su transición energética. Los sectores tradicionalmente considerados como los mayores beneficiarios de la IO son la gestión de la distribución de energía y la gestión inteligente de los edificios, para evitar pérdidas de energía y ahorrar. Pero la IO también puede ser útil para gestionar los residuos en una cadena de producción u optimizar la logística de una empresa de transportes, por ejemplo.
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Sin embargo, sigue siendo crucial evaluar el impacto medioambiental directo e indirecto de estas tecnologías. Debemos tener en cuenta que la fabricación, el mantenimiento y el uso de estos objetos conectados causan daños medioambientales, a veces de forma evidente (efectos directos), pero otras de forma indirecta (efectos indirectos), como el efecto rebote. El efecto rebote se refiere al hecho de que una eficiencia posibilitada por la tecnología conduce a un aumento del consumo o de la producción, lo que en última instancia se traduce en un mayor daño global. Por tanto, su despliegue debe ser relevante y medible. Esto puede hacerse utilizando otra metodología de cuantificación medioambiental, como el Análisis del Ciclo de Vida (extracción de materias primas, producción, uso, distribución y fin de vida) o la medición de la Huella del Proyecto.”
¿Qué papel desempeñará el IoT en la transición energética de las empresas en los próximos años?
G A: “Por regla general, el IoT parece pertinente en situaciones en las que hay transferencia de energía, materia o personas, porque esta tecnología permite la supervisión a distancia (para evitar traslados de personas) y la automatización de decisiones para lugares sin asistencia humana local (por ejemplo, lugares aislados o peligrosos).
Si se mantiene la tendencia actual, Francia podría tener casi 800 millones de objetos conectados en 2030. Por desgracia, esta tendencia no es compatible con los objetivos de reducción de la huella medioambiental fijados en el marco de los Acuerdos de París: dado el impacto medioambiental directo de la IO, la cifra ideal no superaría los 250 millones de objetos conectados (el nivel de 2020). E incluso a ese nivel, ¡será vital generalizar los enfoques de diseño ecológico! Éstos no sólo pretenden minimizar el consumo de materiales y energía de los objetos de la IO, sino también replantearse los principios fundamentales subyacentes.
Así que tenemos que ser perspicaces y reservar el uso de estos objetos para los sectores más críticos. Pero la pregunta sigue siendo: ¿cómo elegimos estos sectores? Se trata más de una cuestión de narrativa y de la visión de la sociedad que queremos implantar, que de las discusiones de los expertos en tecnología.
Sea como fuere, el IoT ya está desempeñando un papel importante, y yo instaría a todas las empresas de este sector a embarcarse ya en un enfoque de ecodiseño. Es la mejor manera de iniciar su transición e imaginar un futuro deseable para su negocio.”
Sobre Mavana
Mavana ayuda a organizaciones de todos los tamaños, tanto públicas como privadas, a identificar, evaluar y reducir su impacto medioambiental. Nuestro trabajo se centra especialmente en las mejoras operativas que hacen posibles las tecnologías digitales, sobre todo el Internet de las Cosas (IoT).